Con este uso damos a entender que alguien tiene un actitud reiterativa en una finalidad que no lleva a ninguna parte. Igualmente es usado el apelativo "Don erre que erre" para referirnos a la persona en cuestión que posee dicha actitud.
Es de todos conocida, especialmente por los extranjeros, la dificultad que entraña la pronunciación de la erre; tanto es así que en los colegios se ha hecho siempre especial hincapié en su práctica. Recordemos esa endiablada frase que ponía aprueba su correcta dicción "El perro de san Roque no tiene rabo, porque Ramón Ramírez se lo ha cortado".
La insistencia y la terquedad en este aprendizaje dio como resultado esta expresión.
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