El nombre castellano de la mariposa, de historia tan colorida como sus alas, proviene de antiguas canciones y dichos infantiles que se referían a algunas de las ciento sesenta mil especies de insectos conocidos con ese nombre y las llamaban a posarse con versos tales como «María pósate, descansa en el suelo». Los ingleses prefirieron llamarlas butterfly ‘mosca de la leche’, un nombre parecido al que le dieron los alemanes, Milchdieb ‘ladrona de leche’; los franceses, papillon, del latín papilione, y los portugueses, borboleta, del antiguo belbellita, formado a partir del latín bellus ‘bueno’, ‘bonito’.
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