Empleamos este modismo cuando molestos, queremos que alguien nos deje en paz. Empleado normalmente de forma imperativa "¡Vete a la porra!"
El origen proviene del mundo castrense. La porra es el bastón o garrote que llevaba en las marchas el sargento mayor, el cual balanceaba para ir marcando el ritmo del pelotón.
Al acampar, dicho garrote era clavado en una zona determinada y era el lugar donde se mandaba a los soldados cuando eran amonestados levemente. Se empleaba literalmente "Váyase a la porra", indicando el subordinado que tenía que acudir a dicha ubicación hasta que se levantara el castigo.
Hoy en día aún podemos ver en los encabezamientos de los desfiles esta figura.
En la actualidad existen muchas variantes de esta expresión que poseen el mismo significado.
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