Hoy alude a dejarse llevar, sin oponer mucha resistencia, por la tendencia de turno o a mantener una conversación con alguien sin prestarle demasiada atención y sin interrumpirlo en exceso. Esto último puede suceder porque el interlocutor es muy denso, porque es muy cerrado en sus ideas, porque presenta ciertas alteraciones psicológicas o, simplemente, porque el tema no nos despierta interés. La idea de seguir la corriente nace en los cursos de agua, en especial los ríos, cuya navegación se facilita si la embarcación adopta el sentido de la corriente. Claro que el concepto se origina a partir de las naves que precisan al hombre como fuerza motora.
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