Otra vez tenemos al pan como figura estelar de una frase y otra vez como alimento humano por excelencia. Se utiliza para graficar que al nacer, un niño determinado, con su alumbramiento acarrea algún tipo de beneficio o bien que coincide con algún golpe de suerte, para sus padres o para su familiares directos. De una u otra forma, su llegada al mundo se asocia con cierto acontecimiento favorable: acaba de llegar y ya nos proporciona algo de valor.
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