Empleamos este modismo para definir los momentos en los que hemos dormido plácidamente, sin interrupciones ni preocupaciones y de forma reparadora. Por ejemplo: "¡Qué cansancio tras la carrera! Esta noche dormiré a pierna suelta."
El origen de este uso nos lleva a diferentes épocas en las que los reos, esclavos o presos eran encadenados mediante grilletes en los tobillos, siendo estos fijados al suelo o unidos a pesadas bolas de hierro para evitar que escaparan. Estos sistemas eran especialmente empleados cuando dormían, al terminar los trabajos físicos que les encomendaban normalmente durante el día. De forma excepcional, como recompensa cuando esos trabajos eran bien ejecutados, los guardas les liberaban de sus cadenas para que pudieran dormir de una forma más cómoda.
De ese acto proviene la expresión que nos ocupa y con el significado conocido actualmente ha llegado a nuestros días.
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