Empleamos este uso para indicar de alguien que se va en busca de diversión con personas del sexo opuesto, que sencillamente va de fiesta, a pasarlo bien, o que olvida hacer cosas de provecho entregándose a situaciones más banales.
El origen más plausible de este modismo es una ley que instauró Carlos III , por la cual, las prostitutas fueron obligadas a coserse en el borde de sus faldas unos trozos de tela de color marrón en forma de pico, que sirviera como distinción. Desde entonces "ir de picos pardos" era directamente alternar con prostitutas debido a la relación con tal característica de su atuendo.
A partir del Siglo XX la frase comenzó a usarse por ambos sexos hasta llegar al significado actual.
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