Empleamos este modismo en dos situaciones principalmente. Una de ellas referida a la acción de rechazo a una persona que se ha insinuado con intenciones amorosas previamente. Por ejemplo: "El fin de semana pasado di calabazas a José, el chico es muy majo pero no me atrae".
La segunda se refiere a obtener malas calificaciones en un examen o prueba: "La profesora de inglés me dio calabazas en la prueba escrita".
En la antigua Grecia, a la calabaza se le atribuían propiedades anti afrodisiacas y su ingesta era destinada a evitar el contacto carnal. Dicha atribución se mantuvo con el tiempo y en la edad media se seguía empleando con el mismo fin. De hecho, algunos clérigos llegaron a recomendar el consumo de las pepitas de calabaza como método para mantener la castidad y huir de la lujuria.
En las zonas rurales catalanas era un símbolo entre familias para declinar la pedida de mano de un pretendiente, al cual, en el caso de que la respuesta del cabeza de familia fuera negativa y para evitar un momento incómodo, en vez de decírselo directamente, se le daba de comer un plato cocinado a base de calabaza y por contra, se le ofrecía tabaco si la respuesta era positiva.
La calabaza se ha extrapolado genéricamente a ésas y otras situaciones como símbolo de fracaso, debido probablemente a la expectativa que genera dado su tamaño y lo hueca que se muestra una vez abierta.
Los significados incialmente citados se han mantenido con el tiempo llegando hasta nuestros días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario