Empleamos este modismo generalmente cuando prevemos que algo va a terminar de forma desastrosa. La RAE lo define como: "Desbandarse descompuesta y tumultuariamente los asistentes a una reunión, por falta de acuerdo."
Sirva como ejemplo: "Llevan dos meses sin cobrar las nóminas, esto va a terminar como el rosario de la aurora".
Existen varias teorías sobre cuál es el origen del citado uso, sin embargo parece que predomina una sobre todas las demás.
Según se cuenta, en un pueblo gaditano (unos dicen Medina Sidonia, otros Espera), durante el rosario que se rezaba justo antes de la salida del sol (de ahí llamarlo de la aurora), dos cofradías enemistadas coincidieron por un paso estrecho; la tensión por ver quién pasaba primero desencadenó una fuerte trifulca habiendo como resultado varios heridos. Tal fue la pelea que incluso se llega a mantener que se emplearon los faroles de sendas procesiones para propinar los golpes y que el cura que dirigía una de ellas falleció en el altercado.
Actualmente, como vestigio de tal pelea, usamos la expresión con el significado conocido.
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