miércoles, 30 de septiembre de 2015

Figuras literarias

Etopeya

Definición: 

Es una figura literaria que consiste en describir los rasgos psicológicos o morales de una persona, como son el carácter, sus cualidades, virtudes, cualidades espirituales o costumbres de uno o varios personajes. Hay muchas maneras de describir a una persona, tanto desde el interior como del exterior. O lo que es lo mismo, desde el punto de vista psicológico, destacando no sólo virtudes pero también defectos. La palabra etopeya, viene de la palabra griega "Ethos" que significa costumbre y que ha venido a ser la base de la palabra ética y, por lo tanto, significa describir los rasgos éticos y morales de una persona. La etopeya también es usada de forma más clara y concisa en las adivinanzas y/o refranes.

Ejemplos: 

1. - Su vivir se asemeja, en el andar sin descanso, a un evangelista del civismo, cuya inmensa caída de prosélitos él viera por seis lustros alimentando muchedumbres, libertando galeotes, avizorando lejanías, fascinando mieses de pasión, aromando la extraña como propia tienda con el precioso sándalo de la bondad y del ingenio. (Guillermo León Valencia) Otros ejemplos: 2. - Lana sube lana baja... (navaja) 3. - Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga espera. (es pera) 4. - Año de nieves, año de bienes. (Refrán) 5. - A buen entendedor, pocas palabras bastan. (Refrán) 6. - Quien tiene un amigo, tiene un tesoro. 7. - Choco con el tren, late mi corazón, quien no lo adivine es un tontorrón. (Chocolate) 8. - Te la, te la, te la digo y te la vuelvo a repetir... (Tela) 9. - Don Gumersindo.. Era afable.. servicial. Compasivo... y se desvivía por complacer y ser útil a todo el mundo.. aunque costase trabajos, desvelos, fatiga, con tal que no le costase un real... Alegre y amigo de chanzas y burlas.. Se hallaba en todas las reuniones y fiestas, cuando no era a escote.. y las regocijaba con la amenidad de su trato.. y con su discreta, aunque poco ática...conversación.. Nunca había tenido inclinación alguna amorosa a una mujer determinada.. pero inocentemente, sin malicia, gustaba de todas, y era el viejo más amigo de requebrar a las muchachas.. y que más las hiciese reír que había en diez leguas a la redonda... (Pepita Jiménez), Juan Valera 10. - Algunos también resaltan su nobleza, su generosidad incluso podía resultarle a veces perjudicial, pero su lema era siempre mostrar la otra mejilla. 11. - Muchos han querido explicar por qué tantos séquitos tenía aquel loco revolucionario del siglo pasado. Muchos lo han definido como un hombre tan inteligente que era capaz de persuadir a gran parte de las personas con tan solo unas palabras. Otros lo han definido como un tipo amistoso, que con sus bromas y burlas inocentes podía generar la confianza de los demás.


¿Español o castellano?


La tan traída y llevada normalización lingüística, que cada uno entiende un poco según sus conveniencias y aspiraciones, creo que tiene como principal objetivo la superación del conflicto entre las dos lenguas, conflicto que, por cierto, se plantea, aunque sólo aparentemente, ya en la propia denominación de la lengua del Estado, lengua que nuestra Constitución rehúsa llamar, como es hoy más común, español, utilizando en su lugar la denominación más arcaica de castellano, con la intención, claro está, de evitar el conflicto que supone oponer español a gallego, catalán o vascuence, que también son lenguas españolas, sin haber tenido en cuenta que, como bien demostró G. Salvador (1987) y mucho antes A. Alonso (1943), la palabra español posee un valor muy distinto utilizada como denominación de la lengua general de España que como simple adjetivo indicador de una relación con nuestro país. Si así no fuera, ¿qué sentido tendría hablar del español argentino o delespañol de España, por ejemplo? Y, evidentemente, conviene observar que en el caso del gallego también existe un gallego exterior, esto es, un gallego que no es gallego, entendido este adjetivo en el sentido de ‘perteneciente o relativo a Galicia’.

Subir

En el caso concreto de mi comunidad autónoma hay que notar que, tradicionalmente, el aparente conflicto se ha venido solucionando en el mismo sentido de nuestra Constitución de 1978, esto es, utilizando como denominación preferida la de castellano, sobre todo en aquellos contextos en que aparece nombrado el gallego. Lo corriente todavía hoy es decir, por ejemplo, que en Galicia se habla castellano y gallego, o que el castellano es una lengua más extendida que el gallego. Entendidas, sin embargo, nuestras lenguas como sendas materias de estudio en los distintos niveles de la enseñanza, existe la tendencia a utilizar el término exclusivo de lengua frente al de gallego para las respectivas asignaturas, de modo que un profesor de lengua es el que da clase exclusivamente de español, al lado del profesor de gallego.

La denominación de español o lengua española se está extendiendo, sin embargo, cada día más, entre intelectuales y, sobre todo, en círculos de ideología nacionalista. Y ello, naturalmente, por razones muy distintas: en el primer caso porque, en una interpretación correcta de la palabra español(a),ésta se toma como indicadora de una lengua histórica que, habiendo tenido su origen en Castilla, se extendió no sólo por la Península Ibérica, sino por otras partes del mundo, como es el caso de Hispanoamérica, y tal denominación, por otro lado, sirve muy bien para caracterizar nuestro idioma frente a otras lenguas de gran extensión geográfica como el inglés, ruso, chino, alemán, etc. La preferencia, sin embargo, por parte de nacionalistas obedece, por el contrario, a la misma razón por la que, en general los no nacionalistas —tachados peyorativamente por aquéllos de españolistas— prefieren en general la denominación de castellano, es decir, porque español contrasta plenamente con gallego, palabras que, según los primeros, ponen más claramente de manifiesto la existencia de dos naciones diferentes.

Por supuesto, desde mi punto de vista, castellano y español, aunque con algunas connotaciones especiales, son absolutamente sinónimos y, como tales, los voy a utilizar aquí a lo largo de esta breve exposición.

Características del español de Nicaragua

El español es la lengua oficial de Nicaragua. Es una variedad del español muy semejante a la de su vecina Honduras y El Salvador, salvo con algunas pequeñas variantes.
El habla nicaragüense tiene una pronunciación que los oyentes perciben como "suave" y "melodiosa", y muchas palabras que emplea proceden del náhuatl. En la segunda parte de este trabajo se hará una descripción lingüística de esta modalidad diatópica del nicaragüense.
Al tratar del español de Nicaragua, hay que distinguir desde el principio la zona Central y del Pacífico, que formarían la zona hispanohablante, y la zona del Atlántico, en la que predomina el inglés. Este hecho tiene su explicación en el momento de la conquista de estas tierras:
La zona del Atlántico es una zona selvática que estuvo, durante casi dos siglos, bajo el control de los británicos. La presencia británica en ella ha influido no sólo en el uso del inglés como lengua habitual, sino también en el hecho de que ahí predominen los grupos étnicos de origen africano (como ya hemos visto más atrás), como consecuencia de la importación de esclavos británicos a esa región y de la población descendiente de los náufragos de barcos esclavistas en los siglos XVII y XVIII.
Asimismo, en esta zona quedan algunos grupos humanos que continúan hablando sus lenguas indígenas: estos son mayoritariamente los misquitos, y en asentamientos más aislados, los sumu-ulua. Por otra parte están también los grupos de indígenas rama, pero su lengua ha desaparecido. Ninguna de estas lenguas ha aportado palabras al uso común. Y todos usan más el inglés que el español como lengua de comunicación habitual.
La zona Central y del Pacífico es una zona de montaña y llanuras fértiles, conquistada por los españoles; los colonos más numerosos fueron pequeños campesinos procedentes de España y, a pesar de ser una zona rica en recursos naturales, nunca fue una colonia rica económicamente. Casi desde el principio de la colonia ha basado su economía en la agricultura y la ganadería.
En esta zona hispanohablante, como en toda Centroamérica, se encuentra claramente un sustrato indígena del español (adstrato en tiempo de la conquista), basado fundamentalmente en la lengua náhuatl desde principios del s. XVI, aunque los topónimos hablan también de las otras tribus indígenas nombradas antes (cf. C. Mántica, "Orígenes y desarrollo del habla nicaragüense" en: El habla nicaragüense, ed. Hispamer, Managua, 1994, págs. 15-17).
A la llegada de los españoles, las tribus de lengua náhuatl ya habían llegado a dominar el país. Ellos desaparecen como raza, pero su lengua se impone; quizá porque el náhuatl es una lengua melódica, apta para conceptos abstractos o técnicos y para la formación de palabras nuevas, hecha para la cultura, fácil para educar. De las demás tribus, sóloChorotegas y Maribios sobreviven todavía, en algunos pueblos (Namotivá, Subtiava, Nindirí, Masaya, Catarina y S. Juan de Oriente), pero de su lengua sólo quedan algunos restos: unas diez palabras chorotegas, cinco palabras subtiavas, cuatro palabras matagalpa, según Carlos Mántica (op.cit. págs. 20-21).
Por otra parte, tenemos que los primeros intérpretes de los españoles fueron náhuatl, y que ésta fue la primera lengua en ponerse por escrito en tiempos de la colonia y los misioneros usaron el náhuatl para su evangelización. Parece, pues, clara la importancia de esta lengua en la época de la conquista.
"La lengua náhuatl es demasiado potente y el nicaragüense de hoy habla realmente en náhuatl usando palabras castellanas" (cf. C. Mántica, "Sobre el náhuatl oculto" en: El habla nicaragüense, ed. Hispamer, Managua, 1994, pág. 141). No conozco ningún estudio publicado sobre este tema, pero probablemente el náhuatl ha influido en la fonética; y con toda seguridad, como ha estudiado Carlos Mántica (op. cit. pág. 13), ha influido en algunos aspectos sintácticos (como la tendencia a la yuxtaposición) y en el léxico (según él, se conservan unos 600 términos náhuatl actualmente en el lenguaje cotidiano).
Por otra parte, la base castellana del español de Nicaragua parece ser de origen sevillano, castellano y extremeño. Pero esta influencia tampoco está estudiada a fondo.

El Quijote - Libro 1, Capítulo 48





Figuras literarias


Sinéqdoque o sinécdoque 

Figura literaria por medio de la cual se utiliza una palabra o frase en algunos de los sentidos siguientes:


1.- Una parte es usada por el todo: Guardó silencio, y su ombligo corría hacia donde yo estaba.

2.- El todo es usado en lugar de una parte: Y a medio trabajo, la computadora empezó a golpear y ya no funcionó (en lugar de El disco Duro).

3.- Utilizar un género en lugar de la especie: La humanidad Oriental (en lugar de Los Asiáticos).

4.- Utilizar la especie por el género: el pan es el sustento de cuerpo (en logar del alimento o la comida)

5.- El material de que está hecho algo, para referirse a la cosa: Y al ver su pintura y tocar su piel, sabía que tenía que ser mío (en lugar de Me gustó el automóvil).

Ejemplos:


1. Cuando llegó el ejército, los salteadores dejaron la ciudad. Una niña se acercó a un soldado y le dijo “que bueno que vino, espantó a los malos”. Así llegó la paz a las calles.  2. Y cuando sentí la calidez y suavidad de su piel, su firmeza sobre el suelo y su solidez, me senté y sabía que era idóneo para mi sala y me quedaría con el.


Chocolate Amargo con Miel - Relato de Jesús Gutiérrez Velarde - Capítulo XII

Escuchando a mi abuela mi corazón pareció encontrar cierta paz de nuevo y esbocé una sonrisa que, si bien no era la que solía lucir en circunstancias normales, ya parecía tener un cierto aire. Mi abuela continuó hablando:
- Además no hay fiesta por grande que sea que no pueda substituirse por otra de iguales proporciones e idénticos resultados, si no mejores, así que hoy vamos a celebrar aquí, en casa, nuestro cumpleaños: el tuyo, el de tu abuelo y el mío – dijo, volviendo a sonreír.
- Pero, abuela,- dije yo – hoy no hacemos los años ninguno de los tres.
- Por eso mismo – respondió ella – Los tres cumpleaños caen en fechas en que tú estás en época escolar y no podemos celebrarlos juntos, de modo que lo haremos hoy. ¿Qué te parece?
Mi llanto había desaparecido dando paso a una nueva ilusión, más personal e íntima, como, si al final de todo, aquel día fuera a ser de verdad inolvidable, tanto o más que si Luis me hubiera convidado a su fiesta.
- Así que levántate de esa cama ahora mismo y vamos a organizar todo lo más rápido posible – dijo ella, sonriendo como si nada hubiera ocurrido.
Yo no pude por menos que obedecerla, haciendo gala de la misma sonrisa que, en mi corazón de niño, creí haber extraviado.
Mi abuela salió del dormitorio apremiada por el tiempo que, según ella, no era mucho a no ser que lo que debiera ser merienda, se transformara en cena. Eran casi las seis de la tarde.
Se dirigió a la cocina con presteza y encendió la chapa. Mi abuelo se encontraba en casa también, descansando en su cuarto, como a él le gustaba referirse a sus interminables siestas cuando lo que él llamaba trabajo se lo permitía. Mi abuela le despertó sin mayores miramientos lo cual no le debió hacer mucha gracia, siendo el descanso y el vino sus más fieles compañeros, en la guerra y en la paz. Hablaron durante unos minutos en voz baja y, al poco, mi abuelo ya estaba vestido y listo para salir casi con la misma premura con que mi abuela iba poniendo todo en su lugar en la cocina donde habría de tener lugar la merienda en honor a todos nosotros aunque yo de sobra sabía que lo estaban haciendo todo por mí y sólo por mí.
En cualquier fiesta que se precie, más aún en aquellos años, no podía faltar el omnipresente chocolate así que esa fue su primera labor. Siempre había en casa alguna tableta de chocolate de hacer, de modo que mi abuela la fue troceando hasta convertirla prácticamente en virutas mientras la leche iba hirviendo poco a poco al calor del fuego. En otra cazuela fue preparando la pasta que más tarde se convertiría en mis adorados frisuelos. Todo iba viento en popa cuando regresó mi abuelo con una enorme bolsa en la mano en la que, después sabría, había todas las cosas por las que un niño daría hasta la vida, si fuera necesario. Ambos me pidieron que bajara a la calle y no subiera de nuevo hasta que ellos me llamaran. Asó lo hice. Fui escaleras abajo mucho más animado, sin el nudo que atenazaba mi pecho, con ilusiones renovadas y sonrisa de domingo. El creciente sufrimiento por el que había pasado desde el jueves se iba desvaneciendo paulatinamente ante el giro que habían dado los acontecimientos. No recuerdo si la imagen, aún fresca, de todos los niños de Laiseca en la fiesta de Luis me causaba algún dolor en aquellos momentos en que descendía las escaleras. Talvez no había pasado de un despiste, un error de cálculo o un olvido (imperdonable cuando la víctima es uno mismo) pero de lo que sí estaba seguro ahora era de que de ninguna de las maneras iba a dejar que eso estropeara lo que, con tanto amor, estaba preparando mi abuela para mí, para nosotros.
Deambulé por los alrededores pensando en lo que mi madre solía decir con tanta frecuencia: “Cuando se cierra una puerta, Dios siempre abre una ventana”, lo que debía de ser cierto a tenor de los hechos, como lo eran otras muchas cosas que había oído de boca de mi madre. Paseé por las huertas, entre tomates y vainas, sin tocar nada, siguiendo el sendero que daba a la Riega. Me quedé mirando sus aguas transparentes creyendo verme en ellas, borrosamente, como si de un espejo translúcido se tratara y en esas estaba yo cuando se oyó una voz que provenía de la casa.
- ¡Susito! ¡Susito!

Era, por supuesto la voz de mi abuela.


martes, 29 de septiembre de 2015

Figuras literarias

Símil

Definición: 

Los símiles son uno de los dispositivos literarios más utilizados, refiriéndose a la práctica de dibujos paralelos o comparación entre dos cosas sin relación, personas, seres, lugares y conceptos. Mediante el uso de símiles se consigue un mayor grado de significado y comprensión a un oración simple. El lector es capaz de entender mejor el sentimiento que el autor desea transmitir. Los símiles están marcados por el uso de las palabras "como", "cual", "se asemeja a", "que" o "similares". En resumen, se podría también definir como una figura literaria que intenta establecer una relación explícita entre algo real y algo imaginario.

Ejemplos: 

1. - "Es como un ratón delante del profesor". Otros ejemplos: 2. -"Ser manso como un corderito". 3. -"El árbol es como una casa para los pájaros y el techo para el vagabundo". 4. -"Tus ojos azules como el mar". OTROS EJs.: 5. - "Es fiero como un león". 6. - "Eres más lento que una tortuga". 7. - "Quiero ser libre como los pájaros y así poder volar". 8. - "Las perlas de tu boca".



Figuras literarias

Sinestesia

Definición: 

Mientras que el término sinestesia, literalmente, se refiere a una condición médica en la que una o varias de las modalidades sensoriales se combinan entre sí, en literatura se refiere a la representación de una conexión de fuerte vínculo o enlace entre los diferentes sentidos. Los personajes se describen como experimentando una sinestesia. La sinestesia es la fusión de los sentidos.

Ejemplos: 

1. El sonido del Azul por Hollu Payne, retrata la sinestesia con respecto al ideal romántico. O cuando uno de nuestros sentidos falla, se puede comprobar como el resto de sentidos toman más fuerza para así, suplir la carencia de aquel sentido que nos ha fallado. Otro ej. muy claro: 2. Cuando se deja de fumar, el sentido del gusto se agudiza. 3. -En colores sonoros suspendidos oyen los ojos, miran los oídos... 4. -Y tenía un olor ácido, como a yodo y a limones.. 5. -"Verde chillón" Más ejemplos: 6. - "Suave como un silbido de media tarde, de verano". 7. - "Sonidos tristes". 8. - "Que el alma que hablar puede con los ojos también puede besar con la mirada". 9. - "Es de oro el silencio. La tarde es de cristales"



El Quijote - Libro 1, Capítulo 47





Características del español de Honduras

El habla de Honduras forma parte del español centroamericano.

Plano fónico

  • Seseo.
  • En Honduras, El Salvador y Nicaragua aparece [θ], en contextos en los que se usa ese mismo sonido en el español castellano, probablemente como resto de una antigua distinción que ya está periclitada.
  • Aspiración de /s/, en Honduras y El Salvador, cuando va en posición inicial de sílaba, tras consonante o entre vocales: una hemana ‘una semana’, un hentavo‘un centavo’, prehidente ‘presidente’, lihensiado ‘licenciado’, entonhe ‘entonces’.
  • Tendencia a pronunciación tensa de oclusivas sonoras /b, d, g/.
  • Pronunciación debilitada de -y- intervocálica (pastía ‘pastilla’; cuchío ‘cuchillo’).
  • Aspiración o debilitamiento de jota (['ba.ha] ‘baja’; [tra.'βa.o] ‘trabajo’).
  • Velarización de ene final de sílaba.
  • Asibilación de ere final y de tr en un sonido [ʑ].

Plano gramatical

  • Sistema de tratamiento con voseo/tuteo-ustedes. Ustedeo. En Honduras tú yvos pueden alternar con unas mismas funciones, pero existe un claro ustedeo en los estratos socioculturales más humildes, que lleva a algo parecido a lo que ocurre en Costa Rica: el uso de usted dirigido a familiares o incluso a los bebés.
  • Uso preferente de acá allá, sobre aquí allí.
  • Orden de palabras SVO en las interrogativas, del tipo ¿cómo tú estás?, en Honduras o en Nicaragua, tal cual es habitual en el Caribe.

Plano léxico

  • Léxico específico de Honduras: achinaría ‘baratijas’, adundarse ‘atontarse’,ajustón ‘susto, espantada’, cusul ‘habitación pequeña y con poca luz’, ser la maceta ‘ser un haragán’, mínimo ‘plátano guineo’, ñácara ‘llaga’, ñuzco ‘diablo’,rapidito ‘microbus público’, retropróximo ‘anterior’.


Figuras literarias

Eufonía

Definición: 

La figura literatura conocida como "eufonía" se refiere a la utilización de frases y palabras que destacan por poseer un amplio grado de belleza notable o melodía en el sonido que crean. El uso de la eufonía es predominante en la prosa literaria y la poesía, donde los dispositivos poéticos, como aliteraciones, rimas y la asonancia se utilizan para crear sonidos agradables. La eufonía es lo contrario a la cacofonía, que se refiere a la creación de sonidos desagradables y duros mediante el uso de ciertas palabras o frases entre sí. Estos recursos literarios se basan en el uso y manipulación de la fonética en la literatura.

Ejemplo: 

1. Se comenta que la frase inglesa “cellar door” o "la puerta de la bodega", es la frase que suena de forma más agradable en el idioma Inglés. Se comenta que dicha frase representa el grado más alto de eufonía, y esto es especialmente notable cuando se dice con acento británico.




Chocolate Amargo con Miel - Relato de Jesús Gutiérrez Velarde - Capítulo XI

Allí permanecí, afligido, si bien menos angustiado, hasta la hora del almuerzo. No quería que mi abuela me viera en aquel estado de modo que, antes de ir a casa, me pasé nuevamente por la fuente donde me lavé el rostro una y otra vez hasta tener certeza de que no quedaba el más mínimo rastro del llanto que no había podido contener y que habría dejado muy triste a mi abuela de haberlo sabido. Esperé un poco más, esta vez al sol, hasta asegurarme de que mi piel estaba seca, como debía estar, y tomé el sendero que me llevaría a casa como había hecho otras muchas veces.
Comí en silencio, sin apetito, respondiendo de manera monosilábica las preguntas que mi abuela me hacía, intentando sonreír, como siempre hacía, pero sin conseguirlo esta vez.
A eso de las tres, cogí uno de mis libros de cuentos y me senté bajo la higuera, intentando apartar mi cabeza de aquel cumpleaños que no hacía sino atormentarme. Comencé a leer, sin ganas, sin poder concentrarme, sin poder dedicarle toda la atención que los libros merecen, así que desistí, volviendo a sumirme en la tristeza de saberme el único niño del pueblo que no estaría presente en la fiesta. ¿Por qué? ¿Por qué, Dios mío, por qué?
Así transcurrieron dos horas, talvez, tratando de encontrar una explicación a lo que parecía no tenerla. Intenté jugar solo como solía hacer otras veces, imaginándome mundos perfectos donde yo era el héroe, el gran protagonista, pero tampoco dio resultado. De nuevo la angustia se estaba apoderando de mí. No podía quedarme más allí, simplemente no podía. Yo no merecía la tortura por la que estaba pasando en la más absoluta soledad. “La fiesta ya debe de haber comenzado”, especulé y, casi sin detenerme a pensar, como si mi voluntad ya no me perteneciera, me levanté dejando el libro sobre la hierba y me dirigí, en un estado de semi-inconsciencia, al pajar desde donde, por la mañana, había presenciado las disposiciones del cumpleaños. Llegué sin hacer ruido y lo que vi fue como un puñal que se hundía en mi carne lenta y despiadadamente para que el dolor fuera aún mayor, puñal que no parecía tener fin. Todos los niños se encontraban ya allí: Ricardo, Teresa y todos los demás, gritando, brincando, felices como sólo viéndoles podría uno imaginarse. En la mesa no quedaba espacio ni para colocar un simple vaso más. Había todo lo que yo había supuesto y mucho más. Yo no había visto nada parecido en toda mi corta vida, ni tan siquiera en las fiestas patronales en honor a San Antonio, el trece de junio. Me quedé observando el espectáculo, la algarabía de los niños y adultos, mientras las lágrimas volvían a mis ojos al tiempo que yo luchaba, sin éxito, por contenerlas. Lloré y lloré, con la boca cerrada para no hacer ruido alguno, lo que podría delatarme, para mi vergüenza.
En el momento que vi la oportunidad, salí corriendo de detrás del arado sin poder contener el llanto, con el puñal hundiéndose cada vez más en mi pecho, matándome poco a poco y corrí y corrí como nunca antes había corrido, mezclándose el sudor y las lágrimas sin saber ya qué era lo uno y qué lo otro.
Por primera vez no pensé en mi abuela, giré a la derecha y luego a la izquierda, subí las escaleras de casa de dos en dos, para mi sorpresa, y seguí corriendo hasta mi cuarto para, acto seguido, desplomarme como un peso muerto sobre mi cama. Continuaba llorando como si mis lágrimas provinieran de un enorme grifo imposible de cerrar. Me acurruqué en mí mismo tratando de encontrar alguna forma de consuelo pero resultó ser en vano. Mis ojos debían de estar hinchadísimos, mi rostro completamente mojado y yo intentaba retirar mi lloro con mis manos pero, una vez más, sin conseguirlo. Sollozaba, gemía, y casi temblaba de dolor y decepción, de desconsuelo y de desolación, olvidado por todos, como si no existiera, como si alguien estuviera queriendo castigarme por algo que no había hecho. La desazón no me dejaba encontrar las palabras adecuadas para explicarme lo que estaba pasando, para tratar de calmarme al menos por unos instantes.
Mi abuela debió de percatarse de que había subido a casa y me encontraba en mi cuarto pues unos segundos después apareció junto a mi lecho sin que yo lo percibiera, como si las tablas del suelo, siempre delatoras de cualquier llegada, hubieran decidido permanecer mudas temporalmente permitiendo así su entrada silenciosa.
Se sentó muy lentamente en el borde de la cama, extendió su mano y me acarició suavemente, como si, en el fondo de su corazón, compartiera mi dolor conmigo sin saber aún las causas que lo habían provocado. Continuó alisando mi cabello con la misma dulzura con que siempre lo hacía, callada, esperando el momento propicio para quebrar con palabras el doloroso silencio, roto apenas por mis sollozos incontrolables. Al poco, sin levantar su mano de mi rostro, se atrevió a hablar:
- ¿Qué te pasa, mi amor? ¿A qué se deben esas lágrimas que hasta a mí me duelen y que, por tu actitud de estos últimos días, eran casi previsibles a pesar a pesar de tus esfuerzos para impedir que yo me enterara, evitando así mi propio sufrimiento? – dijo dulcemente mirándome a los ojos.
Yo sabía que ella intuía mucho más de lo que yo creía dejarle ver pero ya no tenía remedio. Me había venido abajo y no podía dejarla continuar en ese suspense en el que habría vivido aquellos dos últimos días y que yo había propiciado a pesar de que mis intenciones fueran bien diferentes. Le conté todo, absolutamente todo, entre sollozos, hablando despacio y entrecortadamente, esforzándome en no llorar más y una vez más, sin éxito. Le hablé de la fiesta de Luis; de la angustia que había sentido a la espera del convite que nunca llegó; de los preparativos que había presenciado desde el pajar de Cruz; del cumpleaños que se estaba celebrando en esos mismos momentos y en el que, de todos los niños de Laiseca, sólo faltaba yo; del nudo que sentía en el pecho y que tan sólo el llanto conseguía aliviar; de las dificultades que había tenido las dos noches anteriores para conciliar el sueño, esperando lo que nunca habría de llegar, aunque no acabara de creérmelo. Le pregunté que era lo que había hecho mal, por qué, de repente, todos parecían haberse olvidado de mí. Llegué incluso a preguntarle si era un mal nieto o un mal hijo o si mi comportamiento no era lo suficientemente bueno. Ella escuchaba con todo su corazón, haciendo suyos mi dolor y mi tristeza. Yo deseaba que mis lágrimas no la contagiaran pues, sin duda, habría sido mucho peor para ambos. Sus manos continuaban acariciándome con más ternura, si cabe, hasta que, por fin rompió su silencio y me dijo tan serenamente como pudo:

- Hijo, entiendo lo que estás pasando. Las personas, a veces, nos causan daño, nos hieren profundamente sin apenas darse cuenta, ajenas a nuestra sensibilidad, nuestros deseos o nuestras esperanzas, a todo cuyo centro no sean ellas mismas. Siempre ha sido así desde el inicio de los tiempos y dudo mucho que algún día sea de otra manera. Los que, como tú, que jamás hubieran hecho nada semejante, son víctimas del descuido, del olvido, como en este caso, sufren más aún descubriendo el lado oscuro de esta vida nuestra que nos trae y nos lleva a su antojo sin que podamos controlar sino una pequeña parte de ella. Cuando es dulce, lo es mucho pero cuando la amargura llama a nuestra puerta, no hay cerrojo que pueda impedir su entrada. Tú lo has intentado, has querido continuar viviendo en el lado tierno de la vida, tan tierno como tú, pero, desgraciadamente, ese cumpleaños, esa fiesta o lo que quiera que sea, te ha mostrado lo que más tarde o más temprano debías aprender: algunas personas se olvidan de quien, en muchas ocasiones, más merece ser recordado. Y no, mi ángel, no pienses que tiene algo que ver contigo ni que eres tú el que ha errado en algo, y muchos menos aún se te ocurra pensar que eres un mal nieto o un mal hijo. Tú eres nuestro orgullo, el de tus padres y el nuestro y te queremos por encima de todo. No, cariño, el problema no eres tú sino de ellos que carecen de lo que a ti te sobra: sensibilidad.



Figuras literarias

Perífrasis o circunloquio 


En retórica, dentro de las figuras literarias, la perífrasis ocircunloquio, es una de las figuras oblicuas; consiste en designar de forma indirecta un concepto a través de un conjunto de sus características. 

Fundamentalmente, se trata de dar un rodeo para evitar una expresión estereotipada o común más usual, utilizando para ello varias palabras que la evocan sin citarla de forma expresa. 

Ejemplos 

* "el techo del mundo" = la cumbre del Everest; 
* "el rey de los animales" = el león; 
* "la materia que sirve para calcular los ángulos" = la trigonometría; 
* "dio su último suspiro" = murió; 
* "no pocos" = muchos (lítotes); 
* "padece de los nervios" = está loco; 
* "el Supremo Hacedor" = Dios; 
* "el abajo firmante" = nombre propio. 



lunes, 28 de septiembre de 2015

Figuras literarias

Oxímoron

Definición: 

Oxímoron, o lo que es lo mismo "opuestos", es una figura literaria importante, ya que permite al autor utilizar conceptos contradictorios contrastando conceptos agrupados, de manera que en realidad acaba teniendo sentido de una manera ligeramente extraña y compleja. Un oxímoron es un recurso literario interesante porque ayuda a percibir un nivel más profundo de la verdad y explorar diferentes capas de la semántica, mientras que se hace uso de la escritura.

Ejemplos: 

*A veces apreciamos las cosas de poco valor. 1. Poseía un fuego frío en sus ojos. Otros ejemplos podrían ser: 2. -"es herida que duele y no se siente..." de Francisco de Quevedo. 3. - "así los gnósticos hablaron de una luz oscura; los alquimistas, de un sol negro" de Jorge Luis Borges. Otros ejemplos: 4. - "Mis libros están llenos de vacíos." 5. - Pablo parece "un muerto viviente". 6. - La "cerveza sin alcohol" ... no es cerveza. 7. - "Pobre niña rica". 8. - Aprende de Mario, él sí es un "buen perdedor". 9.- Un silencio atronador 


Primeros textos en castellano

A principios del siglo XI se escriben los más antiguos textos conocidos en castellano, aunque aún no se pueden considerar literarios porque son simplemente unas explicaciones anotadas en textos latinos que servían para facilitar su comprensión. Se las conoce con los nombres de Glosas Silenses y Glosas Emilianenses, por los lugares donde se descubrieron, monasterios de Santo Domingo de Silos y San Millán de la Cogolla respectivamente.
Pero donde de verdad aparecen unos verdaderos textos literarios es en la lírica de tipo popular. Las cancioncillas que corrían de boca en boca y que se transmitían de manera oral... ¿cómo han llegado hasta nosotros?
Los primeros que recogieron estas canciones fueron los autores de poemas de la España musulmana. Dentro de unos poemas cultos en árabe llamados moaxahas sus autores incluyeron unos pequeños estribillos en mozárabe, que se conocen como jarchas. El tema de las jarchas era casi siempre amoroso, y, a pesar de ser textos en lengua romance (recordemos que el mozárabe es una lengua del tronco latino), estaban escritos con caracteres árabes, por lo tanto pasaron desapercibidos durante mucho tiempo. Debemos señalar que en el periodo del Califato de Córdoba, Al Andalus era uno de los más importantes centros culturales de Occidente, dónde permanecía gran parte de la cultura que los árabes habían conservado. En Córdoba se mezclaron las culturas cristiana y musulmana oriental. Anualmente se hacían certámenes públicos de poesía. Los ganadores eran agasajados con todo tipo de premios pero lo más importante era el interés que los poetas despertaban en los gobernantes de la ciudad califal. Eran contratados para escribir textos oficiales o cartas amorosas y así, protegidos por los poderosos, podían vivir libres de penurias y dedicarse a la composición de nuevas obras. En esta época de esplendor, en Córdoba se mezclaron las tres religiones, musulmana, cristiana y judía. Esto creó una cultura de singular riqueza.
La segunda vía de transmisión fue a través de los cancioneros que se comienzan a escribir en el barroco. Los autores de estos cancioneros comienzan a fijarse en las tradiciones populares líricas y las transcriben para ser cantadas en los salones de los palacios. El más importante de todos es el Cancionero de Palacioque se escribió entre finales del siglo XV y principios del XVI en la corte de los Reyes Católicos. En él se mezclan poemillas populares con otros creados por los autores cultos, entre los que empezaba a ponerse de moda la poesía cortesana de influencia provenzal.


Ejemplo de jarcha del siglo XI y su correspondiente significado en castellano moderno:

tanto amare tanto amare
habîb tanto amare

enfermeron olios nidios

e dolen tan male

¡Tanto amar, tanto amar,
amigo, tanto amar!
¡Enfermaron unos ojos brillantes
y duelen tan mal!




Leísmo, laísmo y loísmo

Veamos el uso normativo de los mismos según la Real Academia Española, que se basa en su origen etimológico:
Complemento directoComplemento indirecto
Singularlolale (se)
Pluralloslasles (se)
Pero esta sencilla clasificación teórica no resulta tan fácil en la práctica. Hemos de tener en cuenta que en Madrid y otras zonas del centro peninsular los errores en el uso de los pronombres átonos son muy frecuentes, y que de ahí han pasado también a ser frecuentes en muchos de nuestros medios de comunicación.
  • LEÍSMO
    Se denomina leísmo al fenómeno de utilizar los pronombres átonos le lescuando lo correcto sería lo los la las:
    • Al caballo le mataron después de la carrera.
    Debería decirse:
    • Al caballo lo mataron después de la carrera
    ya que el pronombre átono hace la función de complemento directo.
    El uso generalizado del uso de le como complemento directo cuando se refiere a un nombre masculino, en singular, ha terminado por ser admitido por la Real Academia Española, y el uso ha venido a matizar un tanto la norma anterior. De esta manera, son correctos:
    • A Juan lo encontré en la puerta del cine.
    • A Juan le encontré en la puerta del cine.
    Pero no si se refiere a un nombre femenino:
    • A Inés la encontré a la puerta del cine.
    Así, sería incorrecto decir:
    • A Inés le encontré a la puerta del cine.
  • LAÍSMO
    El laísmo, por su parte, consiste en la utilización de los pronombres átonosla las en lugar de le les como complemento indirecto. El hablante, de este modo, se siente en la obligación de marcar el género del referente.
    • A Inés la gusta mucho ir al cine.
    Debería decirse, ya que se trata de un complemento indirecto:
    • A Inés le gusta ir al cine.
  • LOÍSMO
    Por su parte, el loísmo consiste en la utilización de lo los en lugar de los pronombre átonos de complemento indirecto: le les. De los tres fenómenos reseñados, es el que se considera más vulgar.
    • A Juan lo ofrecieron trabajo la semana pasada.
    Lo correcto sería:
    • A Juan le ofrecieron trabajo la semana pasada.

Características del español de Guatemala

El habla guatemalteca forma parte del español mayense-centroamericano. La variedad lingüística de Guatemala, como la de Nicaragua, está más condicionada por factores étnicos y sociolingüísticos que por factores geolingüísticos propiamente dichos.

Plano fónico

  • Seseo.
  • Tendencia a pronunciación tensa de oclusivas sonoras /b, d, g/, aunque la -d-intervocálica puede perderse, sobre todo en las formas de participio en -ado.
  • Pronunciación debilitada de -y- intervocálica (pastía ‘pastilla’; cuchío ‘cuchillo’).
  • Aspiración o debilitamiento extremo de jota (['ba.ha] ‘baja’; [tra.'βa.o] ‘trabajo’).
  • Velarización de ene final de sílaba.
  • Asibilación de ere final y de tr en un sonido [ʑ].
  • En Guatemala hay una fuerte retención de /s/.

Plano gramatical

  • Sistema de tratamiento con voseo/tuteo-ustedes. En Guatemala el voseo está muy generalizado, a costa de un tú que expresa cierto distanciamiento. El uso más curioso de los pronombres vos y usted es el de marca de final de enunciado, como ocurre en El Salvador: ¿te dolió, vos?¿por qué, vos?
  • Tendencia al uso reflexivo de numerosos verbos: demorarseenfermarse,recordarseregresarserobarsetardarse.
  • Uso preferente de acá allá, sobre aquí allí.

Plano léxico

  • Uso de léxico específico de Guatemala: aguadar ‘debilitar’, chis ‘para indicar que hay algo sucio’, remoler ‘molestar’, tusa ‘mujer pizpireta’, xecudo‘inteligente’.


El Quijote - Libro 1, Capítulo 46





Figuras literarias

Catáfora

Definición: 

Consiste en la anticipación de una idea que se expresará más adelante en el periodo y es contraria a la anáfora. Es decir, es un elemento lingüístico que, a su vez, señala a otros elementos lingüísticos dentro de un texto. Forma parte de las figuras retóricas y se anticipa a un elemento aún no mencionado en la oración.

Ejemplos: 

- A esto me refiero: a que te has portado mal. - ¡Mira que te lo dije, que iba a haber problemas! - Se llevó absolutamente todo: sus libros de historia, los prototipos de aviones de colección, sus máscaras decorativas, sus fotografías, etc. etc. etc. - Le enseño algo que le asustó ; un frasco de veneno. - Sólo hay dos frutas: peras y manzanas.




Origen de la expresión "Mucho ruido y pocas nueces"

Metafórica alusión aplicada a aquellos casos en que hay demasiados preparativos o alardes y las consecuencias o los contenidos son pobres o bien no alcanzan a satisfacer las  expectativas. Dicen que nació en 1597, en una estrategia usada por el capitán Hernán Tello de Portocarrero para que sus tropas españolas pudiesen ingresar en Amiens, durante las guerras de Flandes. El militar habría arrojado intencionalmente unas canastas llenas de nueces en el ingreso principal a dicha plaza enemiga, provocando mucho ruido y la distracción de los vigilantes. Lo dicho no está corroborado por los historiadores, si bien es real que la toma de Amiens fue insólita. Dicha frase, además, fue el título de una obra del afamado dramaturgo británico William Shakespeare (1564-1616), quien la escribió allá por 1600. En ella se critica el acartonamiento de la sociedad italiana de la época (la escena se desarrolla en Messina), cuando las formalidades ocupaban un irritante lugar de privilegio.


Chocolate Amargo con Miel - Relato de Jesús Gutiérrez Velarde - Capítulo X

Así transcurrió el jueves, yo aguardando como un bobo, con un único pensamiento en mi cabeza, esperando escuchar las palabras mágicas que acabarían con la zozobra que había tomado cuenta de todo mi ser. Aquella noche, al llegar a casa, hablé mucho menos de lo que en mí era común y, tras una ligera cena, di un beso a mis abuelos y me fui a dormir con la esperanza de que el sueño pusiera todo en su debido lugar. ¡Cuán equivocado estaba! Pasé la noche en un constante duermevela, inquieto, sin parar de dar vueltas en la cama y sin poder apartar de mi mente el hecho de que al día siguiente ya sería viernes y si no ocurría lo que yo tanto deseaba, no iba a conseguir librarme de aquella sensación tan horrible y que tanto dolía. Era un dolor hueco, diferente al físico que, en algunas pocas ocasiones ya había sentido y para el que, a diferencia de éste, no había medicina que yo conociera o de la que hubiera oído hablar.
El tibio sol de la mañana del viernes, cuando mi abuela abrió lentamente las contraventanas de mi cuarto, no tuvo en mí el mismo efecto que en los días anteriores. Me sentía cansado, angustiado, triste, solo, profundamente ansioso y ni tan siquiera el jaranero trino de los pájaros consiguió devolverme la paz y la algazara con las que me despertaba a diario.
Yo continuaba mostrándome cariñoso con mi abuela pero mi cabeza estaba muy lejos en esos momentos y ella lo sabía, aunque callara. Sí, yo estaba seguro de que lo sabía.
Ese viernes fue aún más angustiante que los días precedentes. Era la víspera del gran día, mi última oportunidad. Lo que tuviera que ocurrir, tendría que ser ese día, de lo contrario podía ir olvidándome de la fiesta, de los bizcochos, de la música, de los pasteles, de todo…Las horas se sucedían lánguidamente, como si pidiendo permiso las unas a las otras, como si de extraño complot se tratara para alargar lo que, a mis ojos, no era sino una indolente agonía. Aún me restaban esperanzas, aún existía la posibilidad de que las invitaciones se hubieran pospuesto hasta la víspera, talvez para que no tuviéramos que preocuparnos con los regalos que nunca deberían faltar a quien cumple años. Talvez los padres de Luis, haciendo gala de una sensibilidad exquisita, habían pedido a Luis que no convidara a nadie hasta el viernes, siendo como todos nosotros éramos de orígenes muy humildes, con el único objetivo de evitar gastos innecesarios a nuestras respectivas familias. Sí, eso tenía sentido y decía mucho sobre el tipo de personas que eran los padres de Luis, de su consideración hacia los menos agraciados económicamente.
Nosotros continuábamos jugando a los viejos juegos de siempre y a los nuevos inventados, nadando en el Machón como si nada estuviera sucediendo, esperando yo que en cualquier momento Luis se dirigiera a todos nosotros e hiciera lo que sus padres le habían pedido que hiciera. Llegó la hora de comer y nada. Volvimos a salir a la tarde, jugamos al escondite en los alrededores del Solar, regresamos a la Galiana y mi cabeza continuaba hirviendo sin dejar que me concentrara en nada. Los demás niños se mostraban ajenos a todo, incluso a mí, o eso creía yo. Nada había cambiado en su comportamiento. Continuaban retozando, riendo, bromeando, chapoteando en el agua, haciéndose aguadillas los unos a los otros con la misma hilaridad de siempre. ¿Ya les habría invitado Luis? ¿A todos menos a mí? ¿Por qué, Dios mío, por qué?
Mi corazón no paraba quieto ni un instante, latiendo con toda su fuerza a ritmo acelerado como si quisiera salirse de mi pecho. Yo no podía más, no podía más, no podía más...
Volví a casa, caminando despacio, mirando las piedras del camino. Luis todavía podría acercarse a mi casa el sábado por la mañana, o sus padres, e invitarme personalmente. Entre las personas con dinero no era infrecuente, según había oído decir no sé dónde. Yo me esforzaba en pensar en alguna otra cosa pero no lo conseguía de ninguna de las maneras. Era una mezcla de inseguridad, miedo, angustia y no sé cuántos sentimientos más cuyos nombres aún desconocía y que tan sólo sabía sentir.
Llegó el sábado, el gran día, el día D, el día más importante para cualquier niño de Laiseca. Desayuné, aunque sin hambre, y dirigí mis pasos hacia el bar de Cruz, justo en frente de la casa de Luis. A pesar de no ser todavía las nueve ya había un gran movimiento en el exterior, donde se llevaría a cabo la conmemoración. Permanecí escondido en el pajar colindante, observando cómo varios adultos trabajaban con maña en la preparación de lo que luego sería el decorado del festejo, colocando hilos de bramante desde el balcón hasta los postes de la luz de los que pendían preciosas banderitas de todos los colores y formas en todas las direcciones. La enorme mesa verde presidía el patio y a ambos lados de ella, se encontraban dos largos bancos, igualmente verdes, para los convidados a degustar lo que a mí se me antojaban manjares y que, con toda seguridad, ya estarían preparando las mujeres en el interior de la casa. Yo continuaba escondido detrás de un viejo arado lo suficientemente grande para que nadie pudiera verme y hasta creí poder sentir el delicioso olor a chocolate y bizcochos que emanaba de aquella casa, o ¿fue, quizás, otro truco de mi mente ya turbada? Permanecí en el mismo lugar, inmóvil, como si me hubiera quedado dormido y estuviera viviendo lo que, en cualquier momento podría convertirse en una pesadilla, sólo que esta vez sería real. Seguía sin entender las razones por las que Luis, o sus padres, o quien fuera, me habían dejado al margen de la fiesta. ¿Qué había hecho yo para merecer eso? ¿Por qué yo? ¿Por qué se había tratado el asunto en los días precedentes de esa manera tan rara, como si no existiera o, quizás, como si fuera un secreto que nadie quería compartir conmigo? ¿Por qué nadie hablaba del cumpleaños de Luis? ¿Sería una broma, de mal gusto, por otra parte, y que acabaría en cuanto menos me lo esperara? Aún había tiempo y mi naturaleza optimista y confiada no descartaba la posibilidad de que el dichoso convite llegara, aunque fuera apenas diez minutos antes de la bendita celebración.

Estos eran mis pensamientos cuando, un tanto cansado de esconderme detrás del arado como si fuera un ladrón, decidí irme pero no a casa. Mi abuela debía creer que todo estaba bien y yo no quería causarle ninguna tristeza, menos aún cuando todavía no estaba todo perdido. Caminé hasta la fuente de la primavera que tan bien conocía, bebí abundantemente de ella y me alejé, poco a poco, paso a paso, hacia los prados altos buscando la sombra fresca donde era posible, pues aquel día el sol picaba más que de costumbre, luciendo ufano en el cielo, aunque esta vez no fuera a mí a quien estuviera guiñando el ojo. Deambulé por los campos, pensativo, azorado, desilusionado, afligido y cabizbajo como nunca antes en toda mi vida. Me senté bajo un frondoso chopo, apoyando mi espalda contra su tronco. Por unos minutos, sentí que estaba solo en el mundo acompañado apenas por el trinar de los pajarillos que formaban parte de cada uno de los rincones de Laiseca. Tomé en mis manos una margarita y me vino a la cabeza el viejo juego del “me quiere, no me quiere” y pensé en hacer lo mismo, sólo que el “me quiere” significaría que sí sería invitado a la fiesta y el “no me quiere” que no. Casi sentí miedo de comenzar ya que, tal y como estaban las cosas, si el resultado fuera negativo, bien sería yo capaz de tomármelo más en serio de lo que debía, aún sabiendo que no pasaba de un juego infantil y cuyo resultado no tendría influencia alguna en lo que habría de ocurrir después. De cualquier forma, fui deshojando la margarita pausadamente, sintiendo cómo mi ansiedad aumentaba por momentos a medida que iban quedando menos pétalos presos en ella. Continué: “Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere, me quiere...” De repente me detuve, acongojado. No merecía la pena continuar. Tan sólo le restaba un pétalo a la flor por lo que el resultado era más que evidente. Me quedé allí, escondí mi cara entre las rodillas y sentí una lágrima furtiva deslizarse por mi mejilla, contra mi voluntad. Al poco vino otra y  luego otra y no sé cuántas más después. Estaba llorando todo lo que no había llorado hasta entonces, limpiándome los ojos como podía al no disponer de pañuelo, con las manos, en un desesperado intento de que mi llanto cesara. Sin embargo, cuanto más lo intentaba, más lloraba. El lloro dio paso a los sollozos y, después, a una cierta tranquilidad ya que, sin yo saberlo, aquellas lágrimas incontenibles habían, por fin, deshecho el nudo que llevaba formado en mi pecho desde el jueves.