" (Murmullos entre los ciegos. Gilberto se las toca)
VALINDIN. (Con ira y despecho) ¿Tú qué sabes? ¿Qué sabe un ciego? ¡Nada! (A Elías, que está tocando las orejas del casco.)¡Son alas! ¿No lo notas, Elías? ¡Alas! ¡Además, no serás tú, David, quien estará en el pájaro! Basta de monsergas y escuchadme todos, hijos. Aún falta el último toque (Va a la cajita y saca de ella unas enormes gafas de cartón negro, sin cristales.) Vosotros habéis de fingir que veis y que leéis las partituras... Como las canciones son cómicas, es necesario para la gracia del conjunto. ¡Y no os importe que vuestros gestos hagan reír! Al contrario: cuanto más... graciosos estéis, mejor. Ahora lo ensayamos. Para ello es menester que os pongáis estos... anteojos de cartón. (Los va dando.) Se los sujetan en las orejas. (Se los pone a Nazario) Así. (Nazario va a quitárselos.) ¡No te los quites! Tenéis que habituaros a llevarlos. Ea, ponéroslos. (A Gilberto que se adelanta.) Tú no tienes, Gilberto. Un rey no lleva anteojos.
(Lucas se pone los suyos. Elías y Donato los palpan, indecisos.)
DAVID. (Muy nervioso, después de haber palpado los suyos, los arroja al suelo.) ¡Basta!
(Un gran silencio.)
VALINDIN. (Glacial.) ¿Qué haces?
(Adriana recoge, asustada, las gafas.)
DAVID. ¡Queréis convertirnos en payasos!
VALINDIN. (Lento.) Aunque así fuere. Los payasos ejercen un oficio honrado. A vedes ganan tanta fama que el mismo rey los llama.
(Nazario se quita sus gafas.)
DAVID. ¡Nosotros no seremos payasos!
VALINDIN. ¿Qué seréis entonces? ¿Muertos de hambre y de orgullo?
ADRIANA. Luis...
VALINDIN ¡Calla tú! (Suave.) ¿No hacíais reír por las esquinas? ¿Qué os importa hacer reír un poco aquí?
DAVID. ¡No queremos que nos crean imbéciles!
VALINDIN. ¡Nadie os lo llama!
DAVID. ¡Vos nos lo llamáis! ¡El pavo real, las orejas de asno, las palmatorias, nuestras muecas para leer las partituras al revés... y nuestra horrible música! Cuanto peor, mejor, ¿no? ¡El espectáculo consistía en servir de escarnio a los papanatas! ¡Vámonos, hermanos!. "
VALINDIN. (Con ira y despecho) ¿Tú qué sabes? ¿Qué sabe un ciego? ¡Nada! (A Elías, que está tocando las orejas del casco.)¡Son alas! ¿No lo notas, Elías? ¡Alas! ¡Además, no serás tú, David, quien estará en el pájaro! Basta de monsergas y escuchadme todos, hijos. Aún falta el último toque (Va a la cajita y saca de ella unas enormes gafas de cartón negro, sin cristales.) Vosotros habéis de fingir que veis y que leéis las partituras... Como las canciones son cómicas, es necesario para la gracia del conjunto. ¡Y no os importe que vuestros gestos hagan reír! Al contrario: cuanto más... graciosos estéis, mejor. Ahora lo ensayamos. Para ello es menester que os pongáis estos... anteojos de cartón. (Los va dando.) Se los sujetan en las orejas. (Se los pone a Nazario) Así. (Nazario va a quitárselos.) ¡No te los quites! Tenéis que habituaros a llevarlos. Ea, ponéroslos. (A Gilberto que se adelanta.) Tú no tienes, Gilberto. Un rey no lleva anteojos.
(Lucas se pone los suyos. Elías y Donato los palpan, indecisos.)
DAVID. (Muy nervioso, después de haber palpado los suyos, los arroja al suelo.) ¡Basta!
(Un gran silencio.)
VALINDIN. (Glacial.) ¿Qué haces?
(Adriana recoge, asustada, las gafas.)
DAVID. ¡Queréis convertirnos en payasos!
VALINDIN. (Lento.) Aunque así fuere. Los payasos ejercen un oficio honrado. A vedes ganan tanta fama que el mismo rey los llama.
(Nazario se quita sus gafas.)
DAVID. ¡Nosotros no seremos payasos!
VALINDIN. ¿Qué seréis entonces? ¿Muertos de hambre y de orgullo?
ADRIANA. Luis...
VALINDIN ¡Calla tú! (Suave.) ¿No hacíais reír por las esquinas? ¿Qué os importa hacer reír un poco aquí?
DAVID. ¡No queremos que nos crean imbéciles!
VALINDIN. ¡Nadie os lo llama!
DAVID. ¡Vos nos lo llamáis! ¡El pavo real, las orejas de asno, las palmatorias, nuestras muecas para leer las partituras al revés... y nuestra horrible música! Cuanto peor, mejor, ¿no? ¡El espectáculo consistía en servir de escarnio a los papanatas! ¡Vámonos, hermanos!. "
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