A principios del siglo XI se escriben los más antiguos textos conocidos en castellano, aunque aún no se pueden considerar literarios porque son simplemente unas explicaciones anotadas en textos latinos que servían para facilitar su comprensión. Se las conoce con los nombres de Glosas Silenses y Glosas Emilianenses, por los lugares donde se descubrieron, monasterios de Santo Domingo de Silos y San Millán de la Cogolla respectivamente.
Pero donde de verdad aparecen unos verdaderos textos literarios es en la lírica de tipo popular. Las cancioncillas que corrían de boca en boca y que se transmitían de manera oral... ¿cómo han llegado hasta nosotros?
Los primeros que recogieron estas canciones fueron los autores de poemas de la España musulmana. Dentro de unos poemas cultos en árabe llamados moaxahas sus autores incluyeron unos pequeños estribillos en mozárabe, que se conocen como jarchas. El tema de las jarchas era casi siempre amoroso, y, a pesar de ser textos en lengua romance (recordemos que el mozárabe es una lengua del tronco latino), estaban escritos con caracteres árabes, por lo tanto pasaron desapercibidos durante mucho tiempo. Debemos señalar que en el periodo del Califato de Córdoba, Al Andalus era uno de los más importantes centros culturales de Occidente, dónde permanecía gran parte de la cultura que los árabes habían conservado. En Córdoba se mezclaron las culturas cristiana y musulmana oriental. Anualmente se hacían certámenes públicos de poesía. Los ganadores eran agasajados con todo tipo de premios pero lo más importante era el interés que los poetas despertaban en los gobernantes de la ciudad califal. Eran contratados para escribir textos oficiales o cartas amorosas y así, protegidos por los poderosos, podían vivir libres de penurias y dedicarse a la composición de nuevas obras. En esta época de esplendor, en Córdoba se mezclaron las tres religiones, musulmana, cristiana y judía. Esto creó una cultura de singular riqueza.
La segunda vía de transmisión fue a través de los cancioneros que se comienzan a escribir en el barroco. Los autores de estos cancioneros comienzan a fijarse en las tradiciones populares líricas y las transcriben para ser cantadas en los salones de los palacios. El más importante de todos es el Cancionero de Palacioque se escribió entre finales del siglo XV y principios del XVI en la corte de los Reyes Católicos. En él se mezclan poemillas populares con otros creados por los autores cultos, entre los que empezaba a ponerse de moda la poesía cortesana de influencia provenzal.
Ejemplo de jarcha del siglo XI y su correspondiente significado en castellano moderno:
tanto amare tanto amare
habîb tanto amare
enfermeron olios nidios
e dolen tan male
¡Tanto amar, tanto amar,
amigo, tanto amar!
¡Enfermaron unos ojos brillantes
y duelen tan mal!
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