El leísmo y el laísmo campan a
sus anchas por todos los medios, sin el menor rigor y creando escuela para
otros que no leen más allá de los titulares de los periódicos. El uso de los
pronombres átonos “le”, “la” y sus plurales “les” y “las” nada tienen que ver
con su género y sí con la función gramatical que desempeñan. Se usa “le” como
objeto indirecto y como objeto directo cuando este se refiere a una persona.
“La” se usa como objeto directo exclusivamente. Lo correcto es “Le di un beso” tanto si lo recibe un hombre como una mujer. Lo correcto es “La golpeó” si nos
referimos a una mujer y no “Le/lo golpeó” que se refiere siempre a un hombre.
Lo correcto es decir “Lo aparqué” y nunca “Le aparqué” al referirse al coche en
función de objeto directo, pero “Le he puesto ruedas nuevas al coche” ya que en
este caso el objeto directo es “ruedas nuevas”
por lo que “le” pasa a ser objeto indirecto.
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