En una España que se derrumba
cada día más, la lengua común a todos, el castellano, parece no ir por mejores
rumbos. Los colectivos político y periodístico se pierden en la información de
los hechos, soterrados a veces, mostrando sus carencias lingüísticas en ámbitos
que, hasta no hace tanto tiempo, eran
tratados con un mínimo de rigor y corrección.
Uno de los errores más frecuentes
entre periodistas, algunos de los cuales aspiran a escritores, y políticos es la incapacidad que ambos
parecen tener por distinguir tanto en su forma escrita como en la hablada los
números cardinales de los ordinales. No es infrecuente escuchar en los
telediarios “el 25 certamen de…” en vez de “el vigésimo quinto certamen de…”;
“el 42 caso de …” en lugar de “el cuadragésimo caso de…” Esto, cuando menos, hace pensar que o bien no
les resultan familiares las formas de los ordinales más allá del décimo noveno
(tampoco muy frecuente) o la pereza les está convirtiendo en verdaderos
ignorantes lingüísticos. Por estos derroteros, no está lejos el día en que se
diga “el cuatro centenario” en lugar de “el cuarto centenario”. Tiempo al
tiempo.
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